Casi
todos los días tenemos en la prensa alguna noticia sobre este proyecto
de Sniace. A algunos les está dando para mucho, el resto no entendemos
dónde está el problema. El gobierno del PP nos da una pista sembrando
dudas sobre “la credibilidad y visión, que el proyecto les merece”, llegando a calificarlo de “obra faraónica y carente de cualquier futuro” comparándole
con el famoso GFB. Tenemos la impresión de que están matando moscas a
cañonazos y van a acabar creando una alarma social innecesaria.
Si
no les interesa el proyecto, que lo digan claramente y no le den más
vueltas, de lo contrario acabarán introduciendo factores que pueden
hacer que sea peor el remedio que la enfermedad. Tantas dudas; tanto
mirar papeles; tanto exigir garantías (que ya deben estar presentadas),
deberían haber propiciado bastantes encuentros entre las partes y no
parece que haya habido muchos. Todo esto nos lleva a pensar que lo
tienen claro desde el principio, la decisión la tienen tomada y solo es
cuestión de tiempo que la hagan pública.
De
confirmase estos negros presagios, veremos las consecuencias que tiene
todo esto, para lo que hoy conocemos como Sniace. Al decir no al
biotanol, se están sembrando serias dudas que pueden acabar afectando al
futuro de más de 700 personas, que de una u otra forma trabajan
directamente en la empresa. Porque la incidencia real de este proyecto,
está por encima de la discusión de si son 57 ó 100 los puestos de
trabajo que se crean, la realidad es que acabarán afectando a todo el
conjunto de Sniace y también se verán afectados los actuales.
Nada
tiene que ver este proyecto con el anteriormente rechazado del Ciclo
Combinado. El proyecto del bioetanol tiene todos los parabienes técnicos
y medioambientales, habiendo ha obtenido todos los permisos
pertinentes. Lo que para este proyecto se pone en tela de juicio es que “en un escenario de supuesto impago y de calificación de la operación como fallida",
esta situación acabaría afectando al ICAF, pues en el supuesto de
Sniace no pudiera hacer frente al préstamo, sería quien tuviera que
afrontar su pago al BEI, lo que afectaría a la solvencia del propio
ICAF, acarreando graves consecuencias para el Gobierno de Cantabria.
No creemos que sea el económico el verdadero motivo, más bien parece que no creen en el futuro del bioetanol, como tal combustible, por eso les entran las dudas que les llevan a manifestar que “es
absolutamente razonable que el Gobierno de Cantabria quiera examinar
con el máximo rigor la solvencia técnica del proyecto en las condiciones
actuales de mercado". No les sirve que Sniace tenga
cerrados acuerdos con conocidas multinacionales para la venta del total
de la producción, ni que ya esté en marcha la construcción de otra
planta en Polonia. Un aval, o un crédito (según a quien escuchemos) no
puede ser el factor determinante. Es ridículo plantear estas dudas
sobre una empresa que tras sufrir una profunda crisis en los años
noventa, ha sido capaz de resurgir (digámoslo poéticamente) de sus
cenizas, obteniendo beneficios regularmente, en los últimos años.
Resulta extraño que no tengamos credibilidad para afrontar el pago de
60 millones de euros.
Compartimos
el exquisito celo que debe observarse cuando se manejan Recursos
Públicos, pero nos parece que cambian mucho las perspectivas de futuro
de los partidos políticos cuando pasan del poder a la oposición, o
viceversa.
Si
se nos permite vamos a “darle” un poco a nuestra historia reciente, a
ver si alguien le recuerda algo. Gracias a un esfuerzo, del que todos
se felicitan (también los políticos), pero realizado fundamentalmente
por los trabajadores, estamos a punto finalizar un gran número de
proyectos medioambientales. Es posible que su máximo exponente, de cara
a la opinión pública, sea la depuradora, cuya segunda fase estará
finalizada en los primeros meses de 2012, pero no debemos olvidar, y
seguiremos repitiéndolo con la cabeza muy alta, que Sniace ha invertido casi cien millones de euros en mejoras medioambientales ¿Cuántas empresas están en condiciones de hacer esta afirmación?
Con
avales o con ventas de patrimonio; con hipotecas o con lo que cuadre;
pero con pocos milagros, se ha conseguido. Hemos conseguido la
financiación y pagamos, que a la hora de cobrar, aquí
no perdona nadie. Podemos recordar cuando la Confederación Hidrográfica
prácticamente anunciaba el cierre de Sniace, al retirarnos la
autorización de vertido. Con gran despliegue de titulares aparecía en
todos los medios de comunicación, mientras hacíamos frente a la
inversión en el Blanqueo de Celltech. Pese a ciertos intereses que
intrigaban para que no lo lográramos, lo hicimos.
También
recordamos el golpe que supuso en aquel momento el embargo del IVA,
que originó un retraso en las inversiones. Por no citar aquel fatídico
1993, cuando pusimos en marcha una fábrica que todo el mundo daba por
cerrada, con una quiebra de más de 10.000 millones de pesetas ¡de
aquellas! a la espalda, lo que derivó, como es lógico, en una pérdida de
patrimonio; deudas con aquel estooo, banco de infausto recuerdo;
embargos; Seguridad Social y un largo etc.
Hasta
la fecha hemos pagado religiosamente, pues como decíamos antes aquí
nadie ha perdonado nada, no hace mucho tuvimos la reclamación de los
intereses, por los 21 millones de euros de la deuda contraída con la
Seguridad Social entre febrero de 1991 y febrero de 1997. Y no hablemos
de los miles de millones del famoso canon que nosotros lo pagamos, y
ellos... en vez de reinvertirlo en el saneamiento del recurso
maltratado.
Nos hemos permitido esta licencia, en cuanto a pagos, porque SI ALGO HA HECHO ESTA EMPRESA, ES PAGAR y
para que sirva como información para aclarar ciertas declaraciones a
las que únicamente les falta hablar de morosidad para dirigirse a
Sniace.