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28 agosto 2014

Sobre las informaciones sesgadas.

El pasado fin de semana recibíamos el borrador del Acuerdo Laboral, que nos prometieron en la reunión de Burgos, del 19 de agosto. En dicha reunión el asesor de la empresa, Sr. Novoa, anunciaba su inmediata presentación, pues la tenía elaborado al 50 %. En realidad no había nada novedoso en este anuncio, porque desde hacía semanas, se venía especulando con la presentación de este documento, lo que había contribuido a azuzar el debate de los últimos meses, entre las dos corrientes que podríamos denominar como “los optimistas” y ”los pesimistas”. Quizás sea una clasificación  un tanto simplista, pero válida en este caso, para referirnos a las dificultades que pudieran generarse, para los trabajadores, en función de cómo se interprete el texto que nos ocupa. Las florituras gramaticales, en la redacción de este tipo de textos, no suele ser gratuita, como suele decirse, “la empresa  no da puntada sin hilo”. Pero de ahí, a dar preponderancia a aquello que no la tiene, va un trecho.

No es la primera vez que tenemos que sufrir informaciones sesgadas (siempre con la misma procedencia), y en esta ocasión no iba ser menos. Vuelven a repetirse, como en el caso del informe previo de los Administradores Concursales, desatando ríos de tinta con la Reforma Energética. En esta ocasión, echando más carnaza, dejan caer que el texto del convenio, “al que había tenido acceso el periódico”, “HABIA SIDO ELABORADO CON EL CONSENSO DEL COMITÉ DE EMPRESA”. Con independencia del sitio donde se mencione, algo sí que parece tener que ver con la reapertura de la fábrica, porque cuando el Plan de Viabilidad entre en acción, según lo dicho por el Sr. Mezquita, se contempla la parada de la Cogeneración (por no ser rentable), y su sustitución por el carbón ¿dónde estarían las pretendidas subvenciones?

Resultaría imposible enumerar las veces en las que, a lo largo de estos 19 meses,  estos dos temas han tomado un protagonismo desmesurado, comparados con su repercusión real en la negociación. Recordamos que los terrenos ya fueron protagonistas hace un año en los medios de comunicación. Lo explicamos entonces y, con el mismo argumento, volvemos a hacerlo en esta ocasión: La recalificación de terrenos de Sniace ni está, ni ha estado sobre la mesa de negociación. Esto no quiere decir que la empresa no pretenda recalificarlos, parece seguro que sí lo hace, pero nosotros nunca hemos tocado ese tema. Por tanto, no es justo que estas explicaciones que damos, las tergiversen para presentar al comité de empresa, “mostrando indignación y extrañeza, cuando lo que estamos denunciando es otra cosa bien distinta, y ni siquiera hemos mencionado semejante asunto.

En lo tocante a la reforma energética, ya parece paranoia, cada pocos meses salta a la palestra como una cuestión de candente actualidad, precisamente  en estos momentos ¿qué sentido tiene darse golpes de pecho por ella?  La última vez que el comité oyó hablar de la mencionada reforma, fue en el juicio de la Audiencia Nacional.  La empresa lo utilizó como su argumento estrella, llegando su abogado a mencionar el número de ERES y las empresas que esta reforma se estaba llevando por delante, citando informes de las patronales del sector.
El informe previo de los Administradores Concursales decía lo que decía, y la sentencia de la Audiencia Nacional, dio la razón a la empresa, citando dicha Reforma. Y estamos despedidos, por tanto seguir insistiendo, si son galgos o podencos, no tiene mucho sentido.

Esta y no otra, es la situación. La reapertura de las fábricas, único interés que mueve al comité, se ve entorpecido por los derroteros hacia los que la empresa lleva la negociación en los últimos meses. El preámbulo, no es otra cosa que las famosos cinco peticiones de la empresa, que estuvieron en candelero en el verano pasado. No es de bien nacidos, utilizar ese preámbulo, para intentar presentar la redacción del acuerdo, como algo oculto y opaco involucrando al comité de empresa.

En el texto del acuerdo, en lo relativo al plan laboral, no hay ninguna novedad reseñable sobre lo que se ha dicho a lo largo de todos estos meses. Más o menos, hemos oído hablar de todo, otra cosa bien distinta, es lo que oíamos entonces, y el sentido que se le pretende dar ahora, o la forma en la que se redacta.

Pero lo más destacable es esa extraña simbiosis entre “la exigencia de la retirada de los juicios de los Juzgados de lo Social de Santander”, “la Audiencia Nacional” o “el Tribunal Supremo”, con “la presentación del recurso para garantizar la no firmeza de la Sentencia”. Para concluir con ese “aquelarre diabólico, que en el que quieren convertir una Junta de Acreedores, que no sabemos siquiera cuándo se va a celebrar. Parece que se quiere generar un particular “Triangulo de las Bermudas”, una situación en la que si caes dentro, puedes darte por desaparecido. Si esto es realmente lo que nos está proponiendo la empresa ¡vamos bien! Lo retiramos todo, presentamos el recurso y todos quietos hasta que se celebre la famosa junta y dé el pistoletazo de salida. Porque eso es lo que deducimos de lo que la empresa pretende en su borrador: “La aceptación y ratificación individual, expresa, escrita, y previa a la Junta de Acreedores, de todos y cada uno de los trabajadores, de la situación jurídico-laboral que le corresponderá en el caso de aprobación del presente plan social. Dicha aceptación será condicionada a la aprobación en el procedimiento concursal del presente plan social”. Es decir, si la decisión de la junta de acreedores es que no hay continuidad: nos quedaríamos sin nada, después de dos años de lucha.
En nuestra modesta opinión de representantes “del alzamiento sindical”, esto es lo verdaderamente grave del famoso texto, y lo verdaderamente importante para los trabajadores. Por supuesto que en el borrador de acuerdo se contemplan otras cosas: las jubilaciones, la bolsa de trabajo, la plantilla objetivo, las modificaciones del convenio, etc. Pero la clave es lo que citamos. De quedar así, importaría muy poco como redactemos el resto.

Por eso hemos trasmitido a los medios de comunicación que el borrador deja mucho que desear, o que  los aspectos laborales estaban cogidos con pinzas. Por ejemplo, el posible excedente de plantilla, sobre el que el borrador pasa de puntillas; o la bolsa de trabajo, que más bien parece un listín de teléfonos, en el que la gente deja su número… y ya se le llamará, si no se le ha pasado la vez.

Estos son los dolores de cabeza a los que nos hemos referido estos días y donde residen las verdaderas dificultades que encontrará el comité, y no esos viejos e interesados debates, sobre los terrenos o la Reforma Energética. Lo que no quiere decir que no nos interesen… pero después.