La verdad es que tenemos que sentirnos satisfechos de tener un puesto de trabajo, pero es lamentable tener que estar trabajando siempre para pagar multas, cánones, fogasas, etc. A veces uno se deja llevar por la imaginación y trata de ver cómo sería esta empresa, si todo este esfuerzo de la plantilla pudiera dedicarse a inversiones productivas, pero parece que nos persigue la mala suerte: cuando alcanzamos a ver un poco de luz al final del túnel, algo se nos cruza en el camino y nos amarga la fiesta.
Pero dejemos de especular y vayamos
a la asamblea de trabajadores y a las decisiones que ha tomado. El Comité la había
convocado para informar de los nulos avances habidos en la negociación del
Convenio Colectivo. Previamente se había reunido para analizar la situación y decidir
la estrategia a seguir para presentarla a los trabajadores y solicitar su
aprobación. El pleno del Comité aprobó por unanimidad la adopción de medidas de
presión, propuesta que fue presentada a los trabajadores, quienes la recibieron
con buen estado de ánimo y espíritu de lucha, aprobándola, también por
unanimidad. Ciertamente era previsible que así ocurriera, pues la oferta de la
empresa de rebajar un 10% los salarios, no es precisamente atractiva. Si
alguien esperaba un debate encarnizado, o el rechazo de los trabajadores, no
apoyando a su Comité de Empresa, se habrá sentido defraudado.
Pese a las manifestaciones de
nuestro presidente, la cruda realidad es la que tenemos sobre la mesa, y eso es lo
trasmitido a los trabajadores por sus representantes. La empresa ni entiende ni
valora el gesto y el esfuerzo realizado por los representantes de los
trabajadores al rebajar en la última reunión nuestras pretensiones salariales.
Continúa insistiendo en que es inalcanzable para sus posibilidades. Tampoco ha
sido posible trasladar a la asamblea si es posible o imposible la consecución
de alguna de las otras reivindicaciones incluidas en la Plataforma porque
no hay nada, la empresa se ha
permitido el lujo de despreciar las peticiones de sus trabajadores, no ya sin
hacer una sola concesión, sino haciéndoles esa oferta que todos conocemos: rebaja de un 10% en los salarios.
Es posible que a este giro que un buen día dio la negociación, haya quien
no le esté dando la importancia debida, pero puede ser clave en el
futuro y añadir una mayor dificultad a la posibilidad de alcanzar el objetivo,
que no es otro que lograr un acuerdo. No obstante, consideramos que aún hay oportunidades
para poder alcanzarle, la posición del Comité no es definitiva, y la de la
empresa no debe serlo. Veremos si es sincero ese deseo, manifestado
públicamente, de alcanzar un acuerdo o vienen con alguna trampilla, a la que aunque
seamos menos pícaros, intentaremos no sucumbir.
En los próximos días, procederemos
a registrar la convocatoria de huelga, que como se aprobó en la asamblea consiste
en dos semanas de paro: una para el mes de junio, desde el día 11 al 17 y la
otra del 27 de agosto al 2 de septiembre.
Únicamente pretendemos un
convenio justo, aunque tenemos los pies en el suelo, y somos conscientes de que
por mucho entusiasmo que pongamos, no vamos a llevarnos una alegría cada vez
que miremos nuestra nómina, pero tenemos claro nuestro objetivo: vamos a pelear
por una subida salarial digna, no vamos a cambiar cromos. No aceptaremos la
retirada de la bajada de sueldos, como única fórmula para solucionar las diferencias.