07 junio 2014

¿Acuerdo? ¿Qué acuerdo?

Ayer se ha celebrado la reunión con la empresa, con presencia del Sr. Mezquita y su asesor laboral, Sr. Novoa (al que hacía tiempo que no veíamos). Ha sido una continuación de la celebrada en el Orecla, en la que se ha seguido hablando de las dificultades, tanto administrativas como legales, que estamos encontrando para retrotraer los despidos de toda la plantilla. Como primer paso para poder contemplar las jubilaciones y absorber de este modo una parte del excedente de plantilla. Para que no haya despidos de cara a ese plan de puesta en marcha, que contempla la empresa con las tres fábricas.

Estamos llegando a una situación preocupante: por el tiempo transcurrido desde que fuimos despedidos, porque no hemos llegado a un acuerdo con la empresa, porque ya nos han concedido dos aplazamientos en la Audiencia Nacional y porque no van a concedernos un tercero. El día 3 de julio, si no hay acuerdo se celebrará el juicio. Las consecuencias las sabemos todos.

Esto está Llevando a que algún compañero, a quien seguramente “le hayan calentado la oreja previamente”, solo quiera oír cuándo se arregla su situación particular. A quien así piensa, se le olvida un detalle que todos tenemos en común y que es clave para la solución de cada uno: sin la readmisión de todos, no hay posibilidad de solución para nadie. Y esto no es que lo diga el comité, para quedar bien como resultado de un posicionamiento sindical, es que la Audiencia Nacional, readmite a todos o no readmite a nadie.

Ese objetivo que nos hemos marcado, tiene un coste económico importante, cuya parte más importante no son las jubilaciones (ni las de los trabajadores, ni las de los miembros del comité, ni las de su secretario), sino, como consecuencia de la readmisión de todos, el coste de Seguridad Social desde septiembre de 2013, al que hay que añadir el resto de situaciones generadas, como pagar un salario o ayuda hasta que arranquen las fábricas, a todos los trabajadores, que van a ser muchos, que se quedan sin desempleo. Esta última situación afecta a muchos de los relevistas que, al tener menos antigüedad ya han agotado el desempleo y a los jubilados parciales del contrato de relevo y según cálculos de la empresa, que fluctúa entre 3,5 y 6 millones de euros, dependiendo del día que tenga el Presidente. Esta circunstancia nos obligaría a rotar a estos compañeros con los que sí tengan desempleo.

La conclusión de la reunión de ayer es que no nos ponemos de acuerdo en los costes de todo el proceso, y para intentar aclararnos, hemos concretado una reunión técnica con los responsables de la fábrica en Torrelavega, el próximo martes por la tarde. El próximo viernes día 13, a las 11 de la mañana, tendremos otra, esta ocasión con la presencia del Sr, Mezquita, para la que hemos exigido la presentación del plan de puesta en marcha, plan de viabilidad, o como se quiera llamar.

Ya no tenemos que esperar al resultado de la Reforma Energética (también argumentado de esta mañana) porque parece que ya se ha aprobado. Lo que si es cierto es habrá que estar atentos a la letra pequeña del Decreto y a la interpretación que se hace. 

El comité sí da la cara: cada semana una asamblea. 

Hay trabajadores que, tal vez como medida terapéutica, no quieren ni oír hablar de estos pormenores administrativos, simplemente pasan de ellos. Pero si los trabajadores no quieren ver y ni oír dichos problemas, es difícil que podamos entender las dificultades con las que se encuentra el Comité para alcanzar un acuerdo con la empresa. El Comité, sin embargo, no puede “pasar”: el Acuerdo Laboral tiene que tener el visto bueno de la Administración Regional, de los Administradores Concursales y de la Audiencia Nacional. Y debe tener el aval del Gobierno Regional. No podemos hacer la vista gorda, no podemos actuar como el avestruz, cerrando los ojos o metiendo la cabeza dentro de un hoyo, para no ver lo que ocurre a nuestro alrededor, a la espera de que sean otros quienes asuman las responsabilidades y tomen las decisiones. El desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento. ¿Quiere esto decir que no vayamos a correr riesgos? Claro que no, de hecho tenemos que asumir alguno: hay circunstancias que dependen de la voluntad política y tendremos que suponer que esa voluntad se va a mover en nuestro favor.

Todas las partes (empresa, comité y trabajadores), somos conscientes de la necesidad de alcanzar un acuerdo. El problema está en determinar, como decimos al principio ¿qué acuerdo? y ¿cómo se hace? Ahí es donde está el problema. Todas estas dificultades legales y administrativas, tienen su reflejo en un montante económico para poder ejecutarse. La actitud de la empresa está clara en este sentido: “cuanto menos mejor”. Pero cuando se critica al comité de empresa hay que ser conscientes de que, buenos o malos, los únicos planes presentados hasta la fecha son los elaborados por “la mayoría del comité”. La empresa no ha presentado ninguno y el “resto del comité” dedica su tiempo exclusivamente a criticar y poner trabas, con intrigas, a la labor de los demás. Como podéis ver en el cartel que han publicado los que llevan tiempo aportando soluciones, os podéis apuntar a enviar todo tipo de insultos.

Lamentamos haber de decepcionado a “esos” que en los últimos días han venido sosteniendo que teníamos un acuerdo pactado, y que en la reunión de ayer iba a escenificarse. Pero esta decepción no les va a desanimar, llevan mucho tiempo practicando. Desde antes de que nos despidieran vienen anunciando el famoso acuerdo. Qué le vamos hacer, les viene bien para su campaña. Si finalmente somos capaces de alcanzarle, seremos culpables porque será un mal acuerdo,  y si no también, porque seremos los responsables de no alcanzarle. Pero por si acaso, ya se ponen la venda antes de la herida: provocan la división entre los trabajadores  diciendo que se negocia a espaldas de ellos. Todo el mundo sabe que todas las semanas se celebra una asamblea, en la que se informa de lo que hay en cada momento. Lo reconoce hasta el que lleva nueve meses desaparecido, aunque para reconocerlo se mofe de los trabajadores y de sus representantes, de los que dice que se suben a un bidón (para informar). Efectivamente es duro informar a los trabajadores de todas la trabas que vamos encontrando por el camino, incluidas las que ponen los que debieran estar de nuestro lado. Sin embargo no es nada difícil explicar la inviabilidad del plan de septiembre, porque simplemente no había plan, ya que lo que nos presentaban como tal, era irrealizable: no había dinero para  jubilaciones; no había convenio con la S. Social para los mayores de 55 años; se pretendía despedir a los jubilados parciales y a sus relevistas. Aunque parezca el título de una película, todo fuera de la ley. ¿Ese es el argumento para criticar lo que se está haciendo? Pues eso sí que es engañar a los trabajadores.  

Lo que tiene que ser realmente duro, y algún día tendrá que hacerlo este hombre, es subirse donde sea, para explicar a los trabajadores por qué lleva nueve meses escondiéndose de ellos.

Y que a nadie le quepa la menor duda, de que si alcanzamos algún acuerdo, serán los trabajadores quienes decidan. Y lo que decidan, será lo que defienda y rubrique el Comité, como hizo en septiembre esta “mayoría del comité” mientras los otros, “la minoría” que solo se considera comité cuando le viene bien: DIJO NO, FIRMO EL ACTA DE DESACUERDO, VOTO NO AL ACUERO EN LA ASAMBLEA, y desde entonces lleva paseándose por todos los poderes de Cantabria, diciendo que estaba a favor del acuerdo.  Pues eso sí que es engañar a los trabajadores. 

Recordad que estamos todos citados para el próximo viernes día 13, por la mañana en fábrica y por la tarde en la manifestación en defensa del Hospital de Sierrallana.