02 junio 2011

La derrota del PSOE, una debacle previsible

Lo que ocurre en la política, incluso muchas de las cosas que ocurren en los partidos, siempre son de vital importancia para los trabajadores. Nos guste o no, nos van a afectar las decisiones que tomen, más si tenenos en cuenta que no está claro el final de la crisis, y que la posibilidad de nuevos recortes sigue estando sobre nuestras cabezas.

La situación que se ha creado, no es tan novedosa, el Partido Popular ya ha gobernado otras veces. Lo verdaderamente novedoso, es el margen con que lo va hacer esta vez. Del porqué, se han hecho muchos análisis. Vamos a hacer el nuestro.

Que ha ocurrido realmente el 22 de mayo, para que el PSOE perdiera más de un millón y medio de votos, respecto a los comicios celebrados hace cuatro años, y su apoyo haya descendido un 27,8%, pese a que en esta ocasión el número de personas con derecho a voto había aumentado en 1,6 millones con respecto a hace cuatro años. Lo que parece meridianamente claro, es que el PSOE ha cosechado el peor resultado de su historia en unas elecciones municipales y regionales. Desde este partido se atribuye este resultado al desgaste producido por la crisis, pero a nuestro modo de ver, la culpa no ha sido, o no ha sido únicamente de la crisis. También tiene su parte de culpa la actitud desconcertante y a veces temeraria del Gobierno al afrontarla. Sus recortes han afectado fundamentalmente a una parte de la sociedad. Los que generaron la crisis, han tardado poco tiempo en recuperarse, incluso han aumentado sus beneficios.

 Cuando llegó la crisis, Zapatero minimizó su dimensión y minusvaloró sus efectos, porque la economía española era fuerte. Éramos la novena potencia mundial. Ahora somos la duodécima. Se tomaron muchas medidas para paliar su efecto, aunque fueron modificadas a las primeras de cambio. Zapatero negó la gravedad de la deuda, resaltó la fortaleza de la banca española, pero al final nos costó dinero, y por si fuera poco ahora tendremos que sanear, con dinero público, las Cajas. Y no hablemos de los recortes iniciados el famoso 9 de mayo de 2010, que han supuesto un duro plan de ajuste, que ha cargado los peores efectos de la crisis, sobre los trabajadores.
La victoria le ha supuesto al Partido Popular, una subida de 557.956 votos respecto a las municipales de 2007. Podríamos pensar que todos han votado al Partido Popular, pero no es tan simple, como nos quieren hacer ver. El voto ha estado más fragmentado, ni siquiera Izquierda Unida lo ha rentabilizado como ocurrió en otras ocasiones, solo ha crecido en 207.089 votos, llegando a un total de 1.424.119.
Pese a que las Municipales y Regionales se han convertido en unas Generales, la abstención ha sido la nota destacada, con 11.710.762, el 33,77% del censo, a pesar de que haya disminuido ligeramente con respecto a las elecciones de 2007. Aunque el dato es evidente y demoledor, cabe reseñar el incremento del voto en blanco: 584.012 papeletas, el porcentaje más alto sobre el censo de todas las elecciones que se han celebrado hasta la fecha, así como el voto nulo, 360.179. Casi un millón entre ambos, lo que equivaldría a la cuarta fuerza política. En definitiva, si sumamos los nuevos votantes, los votos nulos, los votos en blanco y otros partidos; los 557.956 votos del PP, vienen a demostrar que más que un éxito propio, se trata de un descalabro del PSOE, que el Partido Popular no ha rentabilizado tanto como en principio pudiera parecer.
Con un gobierno del PSOE que ha estado llevando a cabo una política de recortes, no podían esperar que fuera suficiente con pedir el voto apelando al peligro de la vuelta de la derecha. Aquellos que pensaban que estos argumentos se podían anteponer a la Reforma Laboral, el paro y demás recortes, se han equivocado estrepitosamente.
Los otros, el Partido Popular, tras poner en práctica un oportunismo descarado, parecen tener claro de dónde y por qué les han venido los votos recibidos. Parece que han llegado a la conclusión de que hay que hacer algo más para que la situación no se vuelva en su contra antes de las Generales. Ahora gestionarán las Autonomías y los Municipios, por lo que pronto vamos a ver cuánta verdad hay en esos apoyos al estado de bienestar, que durante estos años han venido prometiendo. Desde que empezó la crisis se han mostrado comprensivos con el malestar social, “oponiéndose” a la política de recortes de Zapatero, negando su apoyo a las políticas que serán las suyas y prometiendo que ellos si defenderían las conquistas sociales, las pensiones, el desempleo o la sanidad.
Mientras tanto Zapatero sigue poniéndoselo fácil, continúa en su política de reformas”, que nosotros la llamaríamos de recortes. Pero bueno, allá él, da la impresión de no haber entendido nada. Su Gobierno amenaza con sacar una ley de Negociación Colectiva, si no hay acuerdo entre los sindicatos y la patronal. La nueva ley, será posiblemente, un nuevo ataque a los derechos de los trabajadores, y puede ser más profundo si cabe, que la reforma laboral en sí. Esto es lo que pretenden los empresarios de la CEOE, y si no lo logran, tal vez se tomen un respiro y esperen la llegada del PP al Gobierno de España.
En lo que les quede de legislatura, Zapatero y el PSOE continuarán aplicando recortes, y si flaquea o tiene tentaciones de rectificar, no le faltarán los mensajes de ánimo de Botín, para que continúe con las reformas. Sobre todo con la de los convenios, que es la que a él le interesa ahora.
Dónde han quedado los compromisos ante la juventud y los militantes de base, que la noche del 14 de marzo de 2004 le gritaban en la calle Ferraz “no nos falles”. Esto era el reflejo de otros desengaños y giros a la derecha dados anteriormente por la dirección del PSOE. Íbamos a reformar el capitalismo, y hemos acabado siendo reformados, no por el capitalismo, sino por los mercados, que ahora se dice así.
El PP parece venir con la intención de entrar en la Administración como un elefante en una cacharrería. Según su presidente, D. Mariano Rajoy, van a encargar la realización de auditorías en todas las administraciones públicas que reciban. Parece tener ya sus conclusiones sobre el resultado de las mismas.
Y nosotros que somos mal pensados, nos preguntamos: ¿todo está mal?, ¿todos son malos gestores?, ¿nadie ha hecho nada?, ¿se puede permitir este país que se paren proyectos importantes?, ¿podemos pasar de ellos con las cifras de desempleo que tenemos?  Es posible que todo esto vaya por otros derroteros, es posible que no sea más que una estrategia de futuro, que justifique tener que meter la tijera donde hasta ahora criticaban al Gobierno actual por meterla.
En una reciente entrevista en la prensa de Cantabria decían: “nos comprometernos a dar a los cántabros unos marcos fiscales que garanticen estabilidad en periodos largos y que atraigan inversión”. Podríamos interpretar esto como una promesa de bajada de impuestos, pero… todos sabemos lo que eso comporta. Puede que los números no sean tan fáciles de cuadrar.
No debemos dejar de lado algo evidente: siete de las catorce comunidades autónomas que celebraron elecciones el pasado 22 de mayo, incumplieron el objetivo de déficit impuesto por Economía (2,4%) para el pasado ejercicio: Baleares, Murcia, Aragón, Navarra, La Rioja, Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha, lo que se traduce  en que no han pasado el examen del departamento que dirige Elena Salgado y tendrán que presentarse a una recuperación, probablemente en junio, para sacar adelante sus planes de reequilibrio presupuestario, y volver a tener autorización para emitir nueva deuda  (tabla de salvación para muchas de ellas). Si a esto le unimos la situación de muchos Ayuntamientos, que ha provocado un efecto dominó en el considerable endeudamiento de las empresas dependientes de las administraciones, nos encontramos con un problema muy serio.
En definitiva, si el PSOE no se recupera y “cambia”, ofreciendo resistencia frente al neoliberalismo puro y duro, la victoria del Partido Popular en las elecciones Generales será aplastante.
Seguiremos atentos a la evolución de todo esto. Y como somos unos antiguos en esto del sindicalismo, acabamos con una reflexión de Pablo Iglesias: “No sólo hacen adeptos los partidos con sus doctrinas, sino con los buenos ejemplos y la recta conducta de sus hombres".