13 septiembre 2013

La empresa propone despedir a uno de cada dos trabajadores

Ni 101, ni 148, ahora 237

Ayer se celebró la tan esperada reunión con la empresa, con la presencia del Sr. Gómez de Liaño, en la que presentaron a los representantes de los trabajadores lo que han dado en llamar “borrador de plan Industrial o de viabilidad”,  y que han definido como “un plan exigente, muy exigente, que la empresa ha considerado que debía ser ella quien lo elaborara y no los administradores concursales, quienes podrían acometer un proceso de liquidación” con el objetivo de que “se vea que hay una salida y de que los acreedores puedan aceptar unas duras condiciones de reducción y aplazamiento del pago. En nuestra opinión, de lo único que se trata en realidad, es de sentar las bases para un brutal ajuste laboral. 

Contiene, sin embargo, algo positivo: la reapertura de Celulosa y Viscocel. Lo negativo es que lleva consigo el despido de 237 trabajadores, es decir, de cada dos trabajadores que componen la plantilla actual de Sniace, uno seria despedido. Aunque algunos de ellos lo sean por jubilación anticipada, a día de hoy no se ha concretado ni el número de afectados, ni la forma, ni la cuantía de las pensiones a percibir.
Este plan de ajuste llevaría aparejadas otras condiciones, como la rebaja salarial del 20% para los trabajadores, del 25% para los mandos intermedios y del 30% para el comité de dirección. También se apuntó en esta presentación, la necesidad de efectuar reformas en el actual convenio colectivo. No han concretado en que van a consistir estas reformas, pero desde UGT dedujimos que pudiera tratarse de un aumento de las horas de trabajo, desde el punto de vista de cómputo anual (a preguntas del Comité admitieron que existía esa intención), así como de una congelación salarial.
Referirse a estos asuntos de pasada y, denominándolos como “reformas del actual convenio colectivo” no parece el mejor método de fomentar la confianza en la “cuadrilla” que se nos pide.        

Con la reestructuración que se nos propone, las plantillas quedarían formadas de la siguiente forma: Celltech pasaría de 153 trabajadores a 104; Fibras, de 190 pasarían a 125 trabajadores; Energía que cuenta con 45 trabajadores, pasaría a tener 21 y lo que denominan Estructura, que dispone de 146 trabajadores, se quedaría con 47. En este último apartado están incluidos los 17 de Madrid, que pasaría a estar compuesto por 13 trabajadores y la EDARI que perdería un trabajador, pasando de 9 a 8, así como otros servicios que ocupan en la actualidad a 120 trabajadores de los que quedarían 26, al pasar algunos de ellos a externalizarse, mientras otros desaparecerían. Con todo esto (237 despidos), quedaría según la empresa, una plantilla óptima para la viabilidad futura de 297 trabajadores.

¿Ya no hay socios tecnológicos? ¿Dónde están aquellos inversores cuyas visitas siempre abortábamos, porque coincidían con nuestras concentraciones o huelgas? ¿Ya no se les espera?

Esto que ahora nos presentan ¿es suficiente para la viabilidad de Sniace? Pues no compañeros, la empresa supedita la viabilidad al cumplimiento de otros factores, estos externos: la modificación medioambiental, sin la que no arrancaría Viscocel; la materialización de la reforma energética, en los términos que ha dicho el Gobierno Regional, y no otros, pues “no saldrían los números”;  y que en la aprobación del concurso de acreedores, no prevalezcan los intereses de los que quieren quedarse con Sniace por un euro, lo que nos llevaría a “ la liquidación de la empresa dentro del concurso” y, por si no fuera suficiente, hay que estar atentos a salvar los requerimientos que se hagan desde la CNMW.

Como es posible que hasta algún atento lector se haya perdido, vamos a resumirlo: aunque se despida a esos 237 trabajadores, los 297 que queden tampoco tendrán garantizado el puesto de trabajo, en tanto no se materialicen los asuntos provenientes de las diferentes Administraciones y demás invitados.

Aunque a los representantes de la empresa no les gustó, desde UGT dijimos en la mesa que este “borrador de plan” que nos estaban presentando, se limita únicamente a un recálculo del coste de mano de obra, sin ninguna garantía de futuro. El anterior plan de sostenibilidad que fue presentado al Gobierno Regional, contemplaba la inversión de 50 millones de euros, el borrador del actual  rebaja esa cifra hasta 5 millones, diez veces menos, y solo en Viscocel. Las inversiones en Celltech han sido canceladas, “sine die”. En el plano laboral, qué vamos a decir, este plan puede ser cualquier cosa menos ilusionante.

Tanto tiempo con las fábricas paradas, nos ha llevado a una situación económica muy complicada también en los mercados en los que competimos. La empresa reconoce que tiene que recuperar ese mercado que se ha perdido y que será difícil. Además, otro problema añadido, habrá que financiar el periodo transitorio y la puesta en marcha de las fábricas. Reapertura que no se produciría antes de final de año, y en el caso de Viscocel, como consecuencia de la necesaria inversión, se aplazaría algo más, con lo cual tendría que presentarse un nuevo ERE.

Para todo este acto de fe, no se nos pide que acudamos a poner velas a un Santuario Mariano, ¡qué va!, no vamos a tener tiempo. Lo que se pide al comité y a los trabajadores, es una respuesta casi inmediata, antes del próximo 23 de septiembre, fecha en que finaliza el plazo del ERE de extinción para toda la plantilla. Y ello, sin saber si el resto de condiciones se van a cumplir, sin saber por qué cauces va a discurrir el concurso de acreedores, sin saber si los acreedores van a asumir la rebaja y el aplazamiento de la deuda. UN AUTÉNTICO ACTO DE FE. Tenemos la impresión de que lo que se nos pide, es que cerremos los ojos y creamos en el plan, que nos tiremos por un precipicio pero que seamos sensatos y  no gritemos  mientras caemos, no vaya a ser que alguien se asuste por nuestras desastrosas perspectivas. Cuando os espachurréis en el suelo, que os vais a espachurrar, hacedlo con mucho cuidado y a ser posible no caigáis encima de nadie, no vayáis con ello a perjudicar los intereses de la empresa.

Se puede manipular nuestras palabras todo lo que se quiera, pero desde UGT siempre dijimos que al final, el enfrentamiento fuerte le tendríamos con la empresa, aunque si somos sinceros no esperamos tan brutales condiciones. Ya dijimos que todo lo que no recaudáramos de: menos impuestos y más primas, lo pagaríamos nosotros. La reforma energética deja la situación, globalmente hablado, peor de lo que estaba antes del pasado 28 de diciembre, así que santo remedio: nos falta dinero, pues a rascar a los trabajadores. Esto es lo que nos presentan como borrador de un plan que no merece llamarse de sostenibilidad.

Qué es lo que pretendemos y para qué creemos que debemos seguir luchando: para que la empresa negocie en este marco solo las jubilaciones, para lo que sería necesario que presentara un informe de cómo se llevarían a cabo, definiendo claramente su intención y dejando los despidos aparcados. No se puede pedir tan brutal sacrificio sin ofrecer a cambio ninguna garantía. La rebaja salarial y el resto de aspectos, se deben negociar al margen del chantaje y la presión de la finalización del ERE el 23 de septiembre y, en un marco donde pueda existir cierta garantía sobre la viabilidad de las fábricas y de los puestos de trabajo.

UGT no cree asumibles unos despidos y las tensiones que iban a generar, para continuar con la duda de que quizás dentro de unos meses, todos nos quedemos en la calle.

Por eso, espéranos que en la reunión fijada para el próximo miércoles día 18, a las 12 horas, la empresa modifique sustancialmente este planteamiento. Si la viabilidad de Sniace depende únicamente de que aceptemos 237 despidos, mal vamos acabar.

Hoy tenemos que seguir la lucha acudiendo a la manifestación a las 19.00 horas.