Las
elecciones del 20 de noviembre se celebran en un momento complicado,
desde el punto de vista económico y político no solo en España, sino en
toda la Comunidad Europea. La crisis de Europa afecta a nuestro país,
pero también al futuro y a la credibilidad de la CE, como tal. Y amenaza
con una casi segura recesión.
En
España, las encuestas siguen pronosticando el triunfo del Partido
Popular, pero muestran además otro dato importante: más del 60 % de los
encuestados da como seguro que habrá recortes sociales; copago en la
sanidad; mayor alejamiento del estado de bienestar… lo que se traduce,
con independencia de la tendencia política de cada uno, en una falta de
ilusión, en una falta de fe en la salida de esta crisis, con otras
política que no sea únicamente las de recortes.
Las
políticas de austeridad puestas en práctica por la CE y el FMI,
desarrolladas en España por el gobierno de Zapatero, han llevado a la
desesperación a muchos trabajadores, transformándose en la falta de
apoyo a uno de los partidos que tradicionalmente les representaba.
En contraste, quienes de verdad tienen “ilusiones y buenas vibraciones”
son los empresarios y los sectores para los que la crisis se ha
convertido en una gran oportunidad, incluso en un gran negocio. El PP ha
logrado el respaldo del empresariado con las promesas de reformas
laborales, recogiendo su programa muchas de las reivindicaciones de la
CEOE, cuyos miembros consideran la probable victoria del PP, como el
paso que les faltaba para tener la gran oportunidad esperada durante
muchos años, objetivo, que nadie se imaginaba posible al comienzo de
esta crisis, como hemos comentado aquí en numerosas ocasiones.
Esto
está presentando una circunstancia curiosa en esta campaña, y es que
Rubalcaba esté librando una batalla, casi a la desesperada frente al PP,
por reconducir la situación, desde un cambio de orientación hacia un
perfil más de izquierdas, de lo que ha representado Zapatero durante
esta crisis.
Por
otra parte el PP, es decir Mariano Rajoy, continúa siendo un enigma a
escasos días de las elecciones, incluso después del famoso debate,
donde respondió con fórmulas vagas, eludiendo los temas farragosos,
para abordar otros más cómodos, como la luz que instaló en Galicia y lo
bonito que eran los pueblos de Cádiz. Pero debemos acudir a contemplar
a sus correligionarios para saber lo que van a hacer, por ejemplo, el
presidente de Baleares, José Ramón Bauzá, dice “Sabemos lo que hay que hacer y lo vamos a hacer y por eso hacemos lo que hemos dicho que íbamos a hacer…”
No es que aclare mucho, pero nos da una idea bastante aproximada de lo
que piensa, si es que piensa, porque a lo mejor ha dicho lo que le han
dicho que tiene que decir para cumplir con lo que le han dicho que
diga. Pues algo así es lo que repiten todos los de esta parte del
abanico.
Esta temporada se llevan las frases lapidarias: “gobernar como dios manda”, “se acabó la fiesta”, “se ha acabado el café gratis para todos”, esta
última del presidente de la patronal madrileña, Arturo Fernández, muy
cercano a Esperanza Aguirre. Veamos lo que entiende este señor por café
gratis: ve imprescindibles “los recortes sociales, el
copago en sanidad y dependencia, la racionalización del gasto sanitario
y el transporte público, que es muy barato. Debe haber más presencia
del sector privado en lo público, y confía en que las reformas sean
contundentes y lleven cambios brutales, aunque no gusten a los
ciudadanos”. La reformas efectuadas por el actual gobierno, las califica de “reformitas” y dice que a los empresarios lo que les gusta es contratar “pero para ello se nos tiene que poner una autopista de facilidades”. ¿Qué habrá querido decir?
Ahora
ya lo entendemos mejor, este representante de la patronal no se
refiere a irse del bar sin pagar, sino a la desaparición del estado del
bienestar, pero se olvida de que no es gratis, lo pagamos con nuestros
impuestos. A lo mejor él no los paga y por eso creía que era gratis.
Sin embargo, no dice cuál será la aportación de la CEOE, en esta
especie de ronda que entre todos vamos a pagar “a escote”.
Con
respecto el referéndum que se propuso en Grecia, para aprobar los
recortes, ha apuntado el señor Montoro, responsable económico del PP: "Preguntarle a la gente de un país si hay que hacer reformas o no, no entiendo cómo puede ser la gran dificultad", y ha recordado que en España la pregunta que se va a hacer a los ciudadanos es "en forma de elecciones generales, el 20 de noviembre". O sea, quien vota PP ¿ya vota recortes? Pues eso parece.
No
obstante, no creemos que la probable victoria del PP, sea producto de
un mayoritario apoyo social a la política de recortes, ni siquiera que
sea achacable a la apatía. Es más probable que sea consecuencia del
fracaso de una política de izquierdas o socialdemócrata, que el
gobierno de Zapatero solo desarrolló en su primer mandato, en el
segundo…
Pese
a los cambios en los gobiernos de Italia, Grecia y seguramente España,
la situación sigue complicándose, cada día es más evidente que la UE
está al borde de la recesión, y lo más probable es que de ella pasemos a
la depresión. En esta situación, el PP y los empresarios proponen
bajar los impuestos a los ricos… y los sueldos a los trabajadores;
cayendo en saco roto recomendaciones sobre la reforma fiscal de
prestigiosos economistas. Dice el catedrático de economía Vicenç Navarro “Si
España tuviera la misma política fiscal que Suecia, el Estado español
ingresaría 200.000 millones de euros más de los que recibe”.
A
todo esto, el Sr. Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España,
nos esta privando de sus sabias recomendaciones sobre reformas laborales
o recortes de pensiones, a las que tan dado era no hace tanto. Quizás
ahora esté ocupado con su verdadera tarea: la crisis de bancos y cajas
de ahorros. Incluidas las pensiones millonarias de sus directivos.
Tomamos prestada otra interesante reflexión, esta vez del periodista
Ignacio Escolar, quien se pregunta: “¿Cómo es posible, que
ese mismo sector financiero enfermo, rescatado con dinero público, no
haya dejado de repartir beneficios? “ Y cita el caso de
Novacaixagalicia que declaró haber ganado 146 millones en 2010; o el de
Caja del Mediterráneo, que se apuntó en el último ejercicio 244
millones de beneficios. Unos meses después, ambas cajas fueron
intervenidas. ¿Asumirán alguna responsabilidad los políticos que
nombraron a los consejeros firmantes de esos balances amañados? ¿Lo hará
el supervisor que dio su visto bueno desde el Banco de España?
Y
mientras unos reparten consejos y recomendaciones, y otros, aunque
algunos coincidan, se reparten la pasta; los trabajadores ni hemos
tomando café, ni hemos estado de fiesta, eso si, la vamos a tener que
pagar. El capital se está concentrando en preservar sus beneficios a
costa de una intensificación de la pérdida de derechos, lo que va
empeorar nuestras condiciones de vida. No tienen suficiente con los
recortes realizados hasta ahora, ni con cinco millones de parados. Casi
un millón y medio de familias tienen a todos sus todos sus miembros sin
trabajo; los ingresos medios anuales de los hogares han caído un 4,4%
respecto a 2010; los desahucios masivos y la precariedad laboral han
aumentado considerablemente. Pues todavía quieren más, todavía tenemos
los trabajadores que asumir una mayor contribución. ¿No sería más lógico
que cada uno apechugue con lo suyo? Sería mucho más justo que en esta
ocasión, pagáramos de verdad a escote, es decir, que cada uno pague por
lo que ha consumido.
Tras
el 20-N, si el resultado es el que se augura, intentarán desde el
primer minuto, como se está viendo en las comunidades en las que
dominan, sacar el máximo provecho de su supuesta “legitimación”,
para hacer recortes, reformas... y “amigos”, que también harán alguno.
Lo vamos a ver incluso en Cantabria, donde da la impresión de que se
esta esperando a ese día, para empezar a gobernar. Esperamos que desde
Madrid les den el pistoletazo de salida y nos den buenas noticias sobre
el Bioetanol.
Ante
lo que parece avecinarse, los sindicatos, en un acto conjunto de UGT y
CC.OO, han querido llamar la atención al gobierno que salga de las
urnas el 20-N, advirtiéndole de que, en un contexto de recortes "los gobiernos envejecen muy rápidamente",
por lo que sería preciso cambiar las políticas económicas de ajuste,
por otras de estímulo para salir de la crisis, pues los cambios de
gobierno por sí mismos no son suficientes, han de cambiarse las
políticas.
Solo
tenemos que fijarnos en los cambios de gobierno habidos últimamente en
Europa, y lo poco que ha tardado la famosa prima de riesgo en dar su
opinión al respecto, subiendo y batiendo reiteradamente su récord.
Hablando de la prima de riesgo, hace unos meses nos decían desde el PP, que la culpa de su ascenso en España, se debía a que los mercados no se fiaban de Zapatero y pedían un adelanto electoral.
No queremos ser negativos, pero no parece que a 48 horas de su
previsible triunfo, se fíen mucho del PP esos mismos mercados. Ni
creemos que, si llega ese triunfo apabullante, el 21N la prima de riesgo
baje a 120 y ¡mira que nos gustaría!
Salvo
que pasen por el aro que esta tejiendo la patronal, poco eco van a
tener los llamamientos al diálogo social realizados desde los
sindicatos, quienes muestran especial oposición a la priorización del
convenio de empresa, que apoyan PP y CEOE y que dejarían desprotegidos a
los trabajadores de las pymes y microempresas, actualmente acogidos a
los convenios colectivos sectoriales. El 74.8% de los 2.292 registrados
hasta octubre, eran convenios de empresa. Ese es el “mantra” que
agita la patronal para justificar una nueva reforma de la Negociación
Colectiva.
¿Alguien
puede creerse que en una empresa de seis personas vaya a negociarse un
convenio? No es más que una maniobra para facilitar que los
empresarios negocien/impongan salarios a la baja, una de las máximas
aspiraciones de la CEOE.
En
la filosofía de sindical de UGT no entra pedir el voto para ningún
partido, pero desde la Sección Sindical de Sniace lo que si pedimos es
la participación, que todos acudamos a votar. Es un derecho al que bajo ningún concepto debemos renunciar, porque como dijo el ex Primer Ministro Británico Sir David Lloyds George: Las elecciones, a veces, son la venganza del ciudadano. La papeleta es un puñal de papel.