Las noticias de Madrid no son buenas para nuestros intereses, los Administradores Concursales ni se han molestado en valorar nuestra propuesta. El argumento ha sido breve: en función de un informe emitido hace unos días por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que afecta a los nuevos parámetros retributivos, para las energías renovables (entre lo que se encuentran las primas a la Cogeneración), consideran que la situación de la empresa empeora aún más, por lo que no han considerado la propuesta del comité.
Todo parece indicar que nos encaminamos al juicio en la Audiencia Nacional, sin acuerdo. Para valorarlo, el comité se reunirá el próximo lunes a las 10 de la mañana y celebraremos una asamblea a las 12.
LOS TRABAJADORES DE SNIACE, así con mayúsculas, junto con lo que sienten como su Comité de Empresa, llevan dieciséis meses intentando salvar todos los puestos de trabajo, incluidos los de esos que están viendo los toros desde el sofá, disfrutando el desempleo, y también los de “los otros”, los que aún más desvergonzadamente, utilizan todas las artimañas posibles para dificultar el camino de los que, acertadamente o no, pero con la mejor voluntad, intentamos salvar la empresa y los puestos de trabajo.
Pero, o somos unos incomprendidos, o ellos tiene amigos poderosos. Casi cada día leemos declaraciones, discursos, o titulares de prensa con argumentos que más parecen desear que esto fracase. Es acojonante (tremendo, impresionante): el portavoz de comité explica a un medio de comunicación, 4 veces, que las jubilaciones no cuestan lo que se dice: que a esas cifras se llega sumando las Indemnizaciones por despido, más la Seguridad Social de toda la plantilla desde septiembre de 2013 hasta la fecha en que se firme el acuerdo, más la Seguridad Social de los presumibles activos hasta que la fábrica arranque definitivamente (se supone que Sniace y Celltech en septiembre y Viscocel en mayo del 2015), más otro coste que la empresa cifra en 4,5 millones de euros, que es el coste de los que se incorporarían al quedarse sin desempleo, a los que tienen la desfachatez de llamar “improductivos”, porque no todos tendrán una ocupación efectiva, y se irían reincorporando a medida que arranquen las fábricas. Pues después cuatro explicaciones, al día siguiente te encuentras con el titular: las jubilaciones son muy caras. Nada de lo declarado por el portavoz del comité. El único sensato es el que hace las propuestas en la prensa en lugar de hacerlas en la mesa de negociación.
No satanicemos a los que pueden ser prejubilados, lo primero que van a ser es despedidos. La mayoría de ellos son los “culpables” de que veinte años después, aún se pueda hablar de Sniace. Ellos, con su lucha, con su encierro de casi cincuenta días, consiguieron volver a abrir una fábrica que estaba cerrada. Y ahora, al final de su vida laboral, no se llevan la parte importante del proyecto, como se empeñan en decir quienes solo quieren hacer daño. El mejor plan de jubilación del que se está hablando (APJ para 107 trabajadores), costaría unos nueve millones de euros; el segundo plan de la empresa (jubilación a los 63 años), seis millones ochocientos mil euros y el tercero (reduciendo la edad de jubilación a los 62 años), unos seis millones. La propuesta del comité, que es un plan mixto (APJ y jubilaciones por Contrato de Relevo) unos cinco millones novecientos mil euros. Cada año que se adelante sobre la edad ordinaria que corresponda, supone una merma considerable en la cantidad a percibir en la jubilación. Por eso, al bajar la edad disminuye el coste del proyecto. Pero no son las jubilaciones la parte importante, aunque sí de donde se quiere “rascar”.
En la penúltima reunión planteó el Sr. Mezquita, la siguiente reflexión: Sniace se liquida, surge otra sociedad con diferente nombre, nos quitamos las reclamaciones de subrogación, los 20 días de indemnización de los despidos, se les aplica la quita del 50% y la otra mitad para pagar al Fogasa en 7 u 8 años. Solo le faltó añadir, aunque tal vez lo piensa, que contratarían a los que necesitaran, cómo y cuándo quisieran: coste total, 4.500.000 euros.
Para la Administración Concursal, el problema no es el coste de las jubilaciones, por mucha portada que generemos, sino que le encajen los números: por qué se va a contratar a una plantilla que va a costar 12 o 18 millones, cuando estando todos despedidos, sale casi gratis, sin olvidar las oportunidades que en esa situación le proporciona la nueva legislación. Desde septiembre venimos defendiendo que nos despidieron a casi todos, porque a la larga les salía más barato, y esa es seguramente, la razón que más ha pesado en la decisión de hoy de los Administradores.
No entendemos cómo puede apostarse por la liquidación de Sniace, desde quien debería tener la responsabilidad de evitarla, no entendemos a quienes solo buscan generar confusión, sobre todo lo que acontece en las reuniones con la empresa. Es puro cinismo, presentar como culpables a las jubilaciones y a las personas que se ven afectadas por esa situación.
Después de dieciséis largos meses de lucha, las perspectivas de apertura se ven complicadas, el desempleo se va agotando, aumenta la preocupación y aparece cierto nerviosismo. Nos referimos, claro está, a los trabajadores que luchan por su dignidad, a los trabajadores que están peleando porque el humo vuelva a salir por la chimenea de la SNIACE. Suponemos que a los que siguen el proceso desde casa, por los periódicos, no les afecta para nada. Ya pasó hace veinte años, no nos sorprende. En este conflicto hay tres tipos de trabajadores:
Los comprometidos: están juntos, peleando por sus puestos de trabajo y por su dignidad, con su comité.
Los cómodos: están solos, en sus casas, esperando a que otros les resuelvan el problema.
Todo parece indicar que nos encaminamos al juicio en la Audiencia Nacional, sin acuerdo. Para valorarlo, el comité se reunirá el próximo lunes a las 10 de la mañana y celebraremos una asamblea a las 12.
LOS TRABAJADORES DE SNIACE, así con mayúsculas, junto con lo que sienten como su Comité de Empresa, llevan dieciséis meses intentando salvar todos los puestos de trabajo, incluidos los de esos que están viendo los toros desde el sofá, disfrutando el desempleo, y también los de “los otros”, los que aún más desvergonzadamente, utilizan todas las artimañas posibles para dificultar el camino de los que, acertadamente o no, pero con la mejor voluntad, intentamos salvar la empresa y los puestos de trabajo.
Pero, o somos unos incomprendidos, o ellos tiene amigos poderosos. Casi cada día leemos declaraciones, discursos, o titulares de prensa con argumentos que más parecen desear que esto fracase. Es acojonante (tremendo, impresionante): el portavoz de comité explica a un medio de comunicación, 4 veces, que las jubilaciones no cuestan lo que se dice: que a esas cifras se llega sumando las Indemnizaciones por despido, más la Seguridad Social de toda la plantilla desde septiembre de 2013 hasta la fecha en que se firme el acuerdo, más la Seguridad Social de los presumibles activos hasta que la fábrica arranque definitivamente (se supone que Sniace y Celltech en septiembre y Viscocel en mayo del 2015), más otro coste que la empresa cifra en 4,5 millones de euros, que es el coste de los que se incorporarían al quedarse sin desempleo, a los que tienen la desfachatez de llamar “improductivos”, porque no todos tendrán una ocupación efectiva, y se irían reincorporando a medida que arranquen las fábricas. Pues después cuatro explicaciones, al día siguiente te encuentras con el titular: las jubilaciones son muy caras. Nada de lo declarado por el portavoz del comité. El único sensato es el que hace las propuestas en la prensa en lugar de hacerlas en la mesa de negociación.
No satanicemos a los que pueden ser prejubilados, lo primero que van a ser es despedidos. La mayoría de ellos son los “culpables” de que veinte años después, aún se pueda hablar de Sniace. Ellos, con su lucha, con su encierro de casi cincuenta días, consiguieron volver a abrir una fábrica que estaba cerrada. Y ahora, al final de su vida laboral, no se llevan la parte importante del proyecto, como se empeñan en decir quienes solo quieren hacer daño. El mejor plan de jubilación del que se está hablando (APJ para 107 trabajadores), costaría unos nueve millones de euros; el segundo plan de la empresa (jubilación a los 63 años), seis millones ochocientos mil euros y el tercero (reduciendo la edad de jubilación a los 62 años), unos seis millones. La propuesta del comité, que es un plan mixto (APJ y jubilaciones por Contrato de Relevo) unos cinco millones novecientos mil euros. Cada año que se adelante sobre la edad ordinaria que corresponda, supone una merma considerable en la cantidad a percibir en la jubilación. Por eso, al bajar la edad disminuye el coste del proyecto. Pero no son las jubilaciones la parte importante, aunque sí de donde se quiere “rascar”.
En la penúltima reunión planteó el Sr. Mezquita, la siguiente reflexión: Sniace se liquida, surge otra sociedad con diferente nombre, nos quitamos las reclamaciones de subrogación, los 20 días de indemnización de los despidos, se les aplica la quita del 50% y la otra mitad para pagar al Fogasa en 7 u 8 años. Solo le faltó añadir, aunque tal vez lo piensa, que contratarían a los que necesitaran, cómo y cuándo quisieran: coste total, 4.500.000 euros.
Para la Administración Concursal, el problema no es el coste de las jubilaciones, por mucha portada que generemos, sino que le encajen los números: por qué se va a contratar a una plantilla que va a costar 12 o 18 millones, cuando estando todos despedidos, sale casi gratis, sin olvidar las oportunidades que en esa situación le proporciona la nueva legislación. Desde septiembre venimos defendiendo que nos despidieron a casi todos, porque a la larga les salía más barato, y esa es seguramente, la razón que más ha pesado en la decisión de hoy de los Administradores.
No entendemos cómo puede apostarse por la liquidación de Sniace, desde quien debería tener la responsabilidad de evitarla, no entendemos a quienes solo buscan generar confusión, sobre todo lo que acontece en las reuniones con la empresa. Es puro cinismo, presentar como culpables a las jubilaciones y a las personas que se ven afectadas por esa situación.
Después de dieciséis largos meses de lucha, las perspectivas de apertura se ven complicadas, el desempleo se va agotando, aumenta la preocupación y aparece cierto nerviosismo. Nos referimos, claro está, a los trabajadores que luchan por su dignidad, a los trabajadores que están peleando porque el humo vuelva a salir por la chimenea de la SNIACE. Suponemos que a los que siguen el proceso desde casa, por los periódicos, no les afecta para nada. Ya pasó hace veinte años, no nos sorprende. En este conflicto hay tres tipos de trabajadores:
Los comprometidos: están juntos, peleando por sus puestos de trabajo y por su dignidad, con su comité.
Los cómodos: están solos, en sus casas, esperando a que otros les resuelvan el problema.
Los engañados: (no se nos ocurre nada)
La incertidumbre va en aumento, sin que nadie eche una mano y desde el Gobierno Regional, unas veces su Presidente y otras su Consejero del ramo, dan la impresión de confiar más en la liquidación, que en la colaboración. Parecen estar al borde del precipicio, esperando a ver cuándo nos despeñamos. Como además, no les faltan cooperantes, pues mejor aún.
Luego tenemos a ese sindicalista, que acude a las reuniones a escondidas de los trabajadores y que espera a que se vayan para salir ¿qué hará en todos esos tiempos muertos?, utiliza al DM, para culpabilizar al comité (ahora dice UGT, SU y CC.OO, para que no quede duda de que ellos son diferentes) de no haber firmado en septiembre y de no haber rebajado sus pretensiones en la última reunión. Concede a ese periódico la exclusiva de sus sueños y, por él nos enteramos de lo que dice haber dicho, pero nunca dijo. Continúa su ofensiva y nos acusa de haber llevado a los trabajadores a “un callejón sin salida por estrategias sindicales”. Lo más gracioso es que dicen que “no ven por ningún sitio el dinero necesario para las prejubilaciones de Sniace”. Perfecto, la empresa dice que encontrará la financiación y no se lo cree, cómo recriminas entonces a los demás, que no firmaran en septiembre, si entonces la empresa decía que no pondría dinero para las jubilaciones. Se puede venir de fuera y no estar informado, pero con los de aquí, USO dijo que no al acuerdo y votó que no al acuerdo y así lo firmó en el acta final. Su firma está junto a las nuestras. Un día nos acusan de que la propuesta del comité es más cara que la suya y al siguiente dicen que "se está demostrando que el resto de fuerzas están dispuestos a tragar con menos". ¿Alguien lo entiende? Entendemos las dudas, lo que nos parece despreciable es quien no duda en emplear cualquier medio para atizar el fuego y conseguir un titular.
Luego tenemos a ese sindicalista, que acude a las reuniones a escondidas de los trabajadores y que espera a que se vayan para salir ¿qué hará en todos esos tiempos muertos?, utiliza al DM, para culpabilizar al comité (ahora dice UGT, SU y CC.OO, para que no quede duda de que ellos son diferentes) de no haber firmado en septiembre y de no haber rebajado sus pretensiones en la última reunión. Concede a ese periódico la exclusiva de sus sueños y, por él nos enteramos de lo que dice haber dicho, pero nunca dijo. Continúa su ofensiva y nos acusa de haber llevado a los trabajadores a “un callejón sin salida por estrategias sindicales”. Lo más gracioso es que dicen que “no ven por ningún sitio el dinero necesario para las prejubilaciones de Sniace”. Perfecto, la empresa dice que encontrará la financiación y no se lo cree, cómo recriminas entonces a los demás, que no firmaran en septiembre, si entonces la empresa decía que no pondría dinero para las jubilaciones. Se puede venir de fuera y no estar informado, pero con los de aquí, USO dijo que no al acuerdo y votó que no al acuerdo y así lo firmó en el acta final. Su firma está junto a las nuestras. Un día nos acusan de que la propuesta del comité es más cara que la suya y al siguiente dicen que "se está demostrando que el resto de fuerzas están dispuestos a tragar con menos". ¿Alguien lo entiende? Entendemos las dudas, lo que nos parece despreciable es quien no duda en emplear cualquier medio para atizar el fuego y conseguir un titular.